El ocio que nuestros jóvenes prefieren

Ya se sabe que cuando uno alaba las características generales de un lugar, lo que más le gusta decir es que en cualquier ámbito se tiene un rasgo característico. Claro que en eso reside la promoción de un pueblo, ciudad, comarca o provincia: el intentar resaltar sus peculiaridades y ensalzarlas para que sean mejores que en ningún otro lado. A veces es sencillo hacerlo porque puede que existan algunas; pero en ocasiones cualquier promotor tira de la fantasía o al menos de una mentira maquillada para hacerlo, cosa que aunque es totalmente válida en publicidad, chirría un poco cuando se descubre que no es tan cierto como se esperaba.

Por eso, aunque me gustaría decir que la juventud de la provincia de Badajoz es especial, apegada a sus raíces, aficionada a la forma de vida tradicional de sus hogares natales, y con un marcado sentido de la comunidad… lo cierto es que se divierten como cualquier otra juventud de la totalidad de España y, si me apuras, del mundo. Como es normal, como chicos y chicas de su tiempo, todo lo que tenga que ver con los medios audiovisuales e internet se lleva la palma en atraer su atención, y este interés sólo puede ser algo diferente de unas zonas a otras si hay alguna diferencia en la facilidad del acceso a ello; de otro modo, están tan interesados como cualquier joven de cualquier otro lugar.

Por eso, no es de extrañar que el interés de nuestra juventud por el sexo gratis sea bastante (¡y de quién no!, podríamos añadir). En realidad, no consumen este tipo de contenido ni más ni menos que otros que vivan en otras zonas o países, aunque lo preocupante es lo que al final acaba por pasar cuando uno está un poco enganchado a este tipo de entretenimiento. Algunos estudios entre los jóvenes de 18 a 30 años pueden ser preocupantes si se tiene en cuenta no sólo el tiempo que dedican a esta actividad, sino lo que dejan de hacer por dedicarse a ella. Es un dato objetivo que los chicos/as cada vez salen menos a pasar tiempo con amigos y personas de su edad, y cada vez se quedan más en casa, sin crear unos sanos lazos sociales con la gente que los rodea (pues que no sea específicamente por consumir pornografía, pero además de eso, muchos de sus hábitos de ocio incluyen quedarse en casa de todos modos).

Mientras que unos dicen que estas críticas son ganas de ser alarmistas, otros piensan que realmente es un asunto que merece ser tenido en cuenta. De hecho, se escuchan voces que piden que desde el ámbito de la educación se haga alguna actuación, como usar las asignaturas de ética o civismo (o como quiera que terminen por llamarse con los continuos cambios educativos) para hablar no sólo de los valores utópicos que debemos adquirir como sociedad, sino también de cosas reales como el consumo de porno online, que al fin y al cabo es algo que interesa y concierne a los alumnos. Y no estaríamos hablando de la educación en la edad temprana, sino más bien incluso en la que podría impartirse a partir de la etapa universitaria, cuando aún se están formando nuestros hábitos sexuales.

Pero no es algo tan difícil, porque este tema de la pornografía siempre levanta ampollas en la sociedad, y tiene tantos defensores como detractores; los primeros afirman que es una forma de arte con un objetivo claro, aunque tenga que evolucionar y hacer algunos cambios acorde con los nuevos tiempos, y los segundos que es algo así como una bomba para las buenas costumbres y las relaciones sexuales sanas. Lo que es un hecho es que cada vez los jóvenes están más atraídos hacia el porno por internet, y cada vez están más influenciados por él. Si esto es bueno o malo, el tiempo lo dirá.